jueves, 3 de febrero de 2011

A mi abuela




Sin duda hay muchos motivos por los cuales es necesario y obligatorio dar Gracias.

Este post tiene una gran dedicación especial a mi Abuela Honoria, que como muchos saben y los que no, pues se enterarán de que falleció en los últimos día del 2010, precisamente días después de su cumple. Seguramente dirán mucho que este post no tiene caso, si ella nunca se enterará de lo que dice, y sabes qué? Tienes razón, sin embargo hay algo dentro de mí que me exige hacer esta dedicación, sobre todo a mi madre, hermanos y familiares que saben como la familia SEGURA RANGEL se ha forjado.

Hoy para mi es más fácil platicar algunas anécdotas vividas a lado de mi abuela; los que tuvimos la oportunidad de vivir con ella (en la misma casa) es algo que también ha configurado el estilo de vida al menos de mi. Es preciso recordar aquellos días de mi adolescencia donde mi madre tuvo que irse del país a trabajar por el dichoso “american dream” que de manera directa nos dejo en las manos de mi abuela.

No reparo en recordar con mucha alegría y a la vez nostalgia “los bolillos con chile y frijoles” clásicos de la gastronomía huasteca que mi abuela preparaba para las cenas donde mis hermanos y yo nos juntábamos en una mesa cuadrada cubierta de un mantel que a su vez tenía un plástico para limpiarlo más fácil.

Y que tal los mandados a regañadientes y gritos para ir a comprar 1 kg de huacal para empanizarlos, me cae que si esto hace valorar hoy hasta una simple alita, pero que tal esas tardes donde mi abuela se sentaba con algunos de sus hijos a echar la “caguama y su cigarro” donde terminábamos escuchando las clásicas canciones de CHICO CHE “quien pompo”, EL GRUPO AUDAZ Y LAS HNAS VENENO, entre otros muy internacionales.

Es en serio que vivir con ella era muy trágico cuando te lastimaba con sus comentarios lacerantes y sarcásticos y más aún cuando los vertía sobre mi hermano y su apariencia (por cierto hoy es un cabrón) pero hoy cuando volteo atrás (ojo que nunca he negado de donde vengo), la recuerdo con esa nostalgia, lenguaje muy relacionado con la zona geográfica de donde provenía la abuela.

Pachi, machi, tancho, huira, pozillo, bandeja, huihui, pespita, bomba, me sumo, tochon, charrascada, panqueque, etc. como no usar tan sabio vocabulario para enfrentar situaciones en las cuales mi abuela tenía que salir avante sobre sus conversaciones.

Muchas veces callada pero escuchando, la abuela siempre tan oportuna con sus consideraciones y poco confiable en guardar los chismes familiares.

Agradezco que cuido a mi hermana y la acompaño en su infancia, acompañándola en sus festivales y desfiles…mal peinada pero te llevaba.

Creo que la abuela no fue feliz, una vida muy difícil en su infancia y adolescencia, de mucho trabajo, incanzable en sus épocas, pero tan contrastante en sus tardes con esa alegría que la caracterizaba, siempre había motivos para poner la grabadora y escuchar sus cassettes de banda de viento, de su famoso “pulpo”, y más recientemente “Nelson Candela”.

Agradezco mucho de cómo fue y de vivir a su lado, a pesar de que mi madre y hermanos principalmente, saben lo que pensé mucho tiempo de ella y ese distanciamiento que tuve en los últimos años, simplemente agradezco a la vida por ponerme a una mujer de ese tamaño, y que hoy ha forjado a un hombre que a su vez tiene una familia y forjara a un hijo (obvio sin gritos) pero que siempre tendrá presente esos momentos y esa fuerza que ella demostraba cada que sus hijos le dejaban de hablar.

Te fuiste físicamente y se cumplió lo que siempre me decías respecto a tu herencia, solo tierra en las uñas y en la cabeza; imagínate si hubieras tenido riqueza monetaria, espero que tus hijos reflexionen y hagan su introspección de lo mal o bien que se portaron contigo, yo ya lo hice y sabes que me quedo con tu imagen y tu esencia bailando “el moño colorado con tu caguama en la cabeza”, me quedo con la imagen de cuando hacíamos “chocolate pa’ todos santos”, me quedo con tus viajes que hacías a tu “Alamo” a llevarles regalos a las cuatas y la cagüis, me quedo con tus palabras y tus dichos veracruzanos, tus supuestos sobre el “calentamiento del tochón”.

Adiós abuela, ten la seguridad de que Sandro sabrá con certeza de dónde venimos y de tu persona, tal y como fuiste y obvio que en mi restará que esto suceda.